lunes, 23 de enero de 2012

Que vivan nuestros tatas y mártires de 1932

Cada 22 de enero comunidades indígenas y personas solidarias conmemoran la masacre de enero de 1932 en Izalco  El Salvador. Foto: Henry Fauno. 

Por Henry Barillas (Pillish Meztli) 

Lo que sucedió el 22 de enero de 1932 fue un genocidio, un etnocidio, la masacre mas grande de todo el siglo 21 perpetrada por un gobierno salvadoreño, donde estuvieron involucrados abuelos de algunos dirigentes de partidos de derecha en El Salvador.

Mas de 30 mil campesino e indígenas se levantaron en contra del régimen militar y la oligarquía salvadoreña, fueron aniquilados por falta de asesoramiento y por no tener suficientes dirigentes al frente del movimiento insurrecto, así como también, por la superioridad en el numero de hombres y armamento del ejercito de Maximiliano Hernandez Martinez dictador de la década de los 30 en El Salvador.

La crisis económica, la ley de expropiación de ejidos y terrenos comunales, la desigualdad, la explotación de los/as trabajadores y la represión militar conllevo a que muchos se organizaran y se levantaran en armas pero sin previa preparación militar y política, esto desemboco en una masacre de todo indígena que combatió en ese levantamiento y aquellos hombres pacíficos que no combatieron pero que defendían esa causa.

Según los testimonios y los libros se dice que la masacre de 1932 fue también un intento de aniquilar a las comunidades indígenas en El Salvador, luego de las matanzas hubo persecución de campesino e indígenas. El intento de aniquilarles no solo fue por su ser físico, sino también, de su vestimenta, sus tradiciones, sus rituales, su cultura, su identidad, su idioma y toda su historia. Casi lo logran, pero las comunidades y los pueblo originarios aun viven y crecen en los Pueblos de Cushcatan  (El Salvador).

Lo que paso en 1932 fue terrible, lamentable, pero eso fue el punto de partida para que muchos/as nos decidamos y actuemos para luchar por una nueva sociedad y un nuevo Estado. Conocer la historia es determinante para trabajar por no repetir lo terrible y trabajar por algo nuevo y mejor.

Es deber de los medios de comunicación y el gobierno promover la memoria histórica, pero también es nuestro deber, hay que hacerlo. Quienes cayeron en aquel momento fueron bisabuelos nuestros. Reivindicarlos y seguir su lucha es nuestro deber.

Aquellos fatídicos días de enero de 1932 fuimos mas muertos que ellos y los/as que quedamos fuimos medio vivos, pero ahora esos medios vivos somos mas, llegara el día en que en verdad cumplamos los objetivos y propósitos de nuestros/as tatas caídos en 1932 y construyamos una patria mejor para todos/as. Una patria mejor, plurinacional, socialista y comunitaria.

Que vivan nuestros tatas y mártires de 1932.

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